La noche cae sobre mi habitación
Hoy es uno de esos días, de esas noches, en que me encuentro abrumada por la tranquilidad, y por qué no, por la soledad. Estoy cansada a más no poder, decaída sin motivo aparente, no sé. Es uno de esos días en que me gustaría estar en una fiesta multitudinaria, y en el fondo siento que me parecería igual. Quizá hoy nada tenga aliciente.
Echo de menos mi radio. Si la tuviera, al menos podría emitir un rato, pasar un rato agradable con mis oyentes (en caso de que alguien me escuchara, claro). Pero la radio está, digamos, en suspenso.
Así que he entrado a mi chat de toda la vida, o, para ser realmente precisos, a mi segundo chat de toda la vida, aunque sólo quedan vestigios en mi memoria del primero. En mi memoria y en la de mi buen amigo, Sebas, que ambos entramos en este mundillo con una promoción de Teleline, como bien atestigua nuestra conversación:
sebas> entonces sois seres reales???
sebas> mierda, llevo 10 años pensando que hablaba con personajes creados por mi ordenador!!
MiSs_LuNa> jajajaja
sebas> miento.. hasta noviembre no cumplo 10 años..
sebas> aun soy joven.. ains
MiSs_LuNa> xD
MiSs_LuNa> yo no sé cuántos llevo ya por aquí
sebas> yo hace 10 años, (casi) con una promocion de teleline..
sebas> fueron mis reyes magos con mas de un mes de adelanto
MiSs_LuNa> si, yo tb fue con una promoción de teleline...
MiSs_LuNa> qué tiempos aquellos!
sebas> ya ves!!
sebas> que jovenes eramos!!
sebas> jaja
Y sí, éramos jóvenes. Yo debía tener unos [pocos, jeje] años, año arriba o abajo, que dicen que "tanto monta..."
Miro por la ventana, aunque es un decir, porque me lo imagino. No tengo ni ganas de ir hasta ahí. Encontraré un Castellón desierto, sin vida. A veces ni siquiera comprendo por qué sigo aquí. Quizá haya algo, sin yo saberlo, que me retiene. Cierro los ojos. Me imagino en el terrado, mirando el mar, porque desde mi ventana no se ve, pero desde ahí sí. Un mar grisáceo y calmo.
No tengo ganas de pensar, ese es el problema. Hoy sería el día idóneo para ello si hubiera ánimo. Pero no estoy preparada todavía para tomar ninguna decisión. Ni siquiera para saber qué me voy a poner mañana.
Una vida simple.
Recorres un largo camino y no ves adónde te lleva. Es intrigante la incertidumbre. Pero prefiero la certeza de saber dónde quiero llegar. O, en su defecto, un claro en el bosque.
Mil pensamientos por milésima de segundo se entrecruzan en mi mente. No quiero pensar... nada... en absoluto. Cierro los ojos e intento dejar la mente en blanco. Nunca he sabido, demasiado hiperactiva.
Y no estoy de humor para una conversación sin sentido. Tampoco parece haber con quién. Mi buen amigo está aletargado.
La noche ha caído ya sobre mi habitación. Una cama. Ya no estoy.